Elegir, esa es la cuestión. Cada elección que hacemos abre ante nosotros un panorama diferente, que a su vez ofrece nuevas opciones, cada una de las cuales nos conduce a nuevos escenarios. Con ese prisma, la vida no es más que una continua ramificación de caminos posibles. Y cada una de esas decisiones, por insignificante que parezca a priori, puede determinar en gran medida nuestro rumbo. Un buen ejemplo es el caso de Rita Cazorla, que bien pudo haber rechazado la invitación para jugar al rugby que le hizo un grupo de chicas mientras ella practicaba en la pista de atletismo de la Facultad de Educación Física. Era el año 2005 y una mujer con una ovalada en las manos todavía no estaba bien vista. Sin embargo, y pese a una negativa inicial, aceptó. Qué podía saber ella en ese momento las implicancias de esa decisión. Qué iba a imaginar que ese mismo año sería convocada al seleccionado nacional femenino, con el que años más tarde conocería lugares como Las Vegas, Hong Kong o Toronto. Y qué iba a creer que, 10 años después de su debut oficial con Las Pumas en el torneo Valentín Martínez, todavía seguiría vistiendo la camiseta del seleccionado argentino.

No son muchos los deportistas tucumanos que han logrado representar al país durante tanto tiempo. El caso más concreto es el del basquetbolista Carlos Eduardo Romano, quien integró seleccionados nacionales durante 18 años, aunque también se pueden citar los casos de Lucas Victoriano (básquet), Santiago Mesón y Omar Hasán (ambos en Los Pumas).

“¿Ya son 10 años? La verdad que cuesta creer cómo pasó el tiempo. Lo importante es que los he disfrutado, y mucho”, rescata Rita, pasando por el tamiz las vivencias de una década muy significativa, tanto para ella como para el rugby femenino.

“Aparte de tener 10 años más, crecí mucho como persona, formé mi carácter y elegí un estilo de vida. Y en cuanto al seleccionado, la evolución fue muy evidente. Crecimos mucho técnica y físicamente, además de tener hoy los Pladares (centros regionales de alto rendimiento) y un plan de entrenamiento específico. Antes eso no existía”, compara “Bebé”.

Flashes

Quien le comunicó la noticia de su primera convocatoria nacional fue Carlos “Poquito” Prado, entrenador de las “Huarmis”, esas chicas que invitaron a Rita a probar el embrujo del rugby. Ese primer contacto con sus compañeras es uno de los tres momentos de la década que elige al ser consultada al respecto. “Fue una tarde muy linda en la Facultad, y recuerdo que volví muy feliz a mi casa”.

- ¿Y cuáles son los otros dos?

- Uno es el momento en que nos aceptaron en Cardenales. Y el otro es haber ganado los Nacionales.
El primero de ellos se remonta a 2009, cuando las ‘Huarmis’, cansadas de practicar y no tener con quién jugar, dejaron la Facultad y buscaron un club que las cobijara. Ese fue Cardenales, que se convertiría en el mejor equipo de Argentina, con Rita como capitana. Hoy, las “purpuradas” son tetracampeonas nacionales.

- ¿Cuál fue tu mayor alegría?

- Fue hace poco, cuando pudimos revalidar nuestro título de mejor equipo del país. En el ambiente se venía hablando mucho sobre quiénes nos podían ganar, y eso como que molesta y motiva a la vez. Con sacrificio y humildad ganamos claramente en la cancha.

- ¿Y el momento más duro?

- Los primeros años de lucha, cuando deambulábamos buscando un club que nos abriera las puertas. La Facdef nos apoyó muchísimo, pero cuando nos fuimos se complicó. Nos juntábamos a entrenarnos en el Parque, y un tiempo estuvimos en San Martín. Éramos cuatro o cinco locas que practicaban y a lo sumo jugaban un partido al año. Muy feo.

- De todos los lugares que conociste con Las Pumas, ¿cuál fue el que más te impactó?

- No puedo dejar de mencionar Las Vegas, y también Toronto, en los Juegos Panamericanos de este año. Me sorprendió mucho. Superó mis expectativas. Pero de todos los lugares tengo recuerdos lindos.

- Alguna anécdota que se te venga a la cabeza.

- Hay miles, pero recuerdo una del año pasado, en Paraná. Fuimos con el seleccionado tucumano y el staff había comprado alimentos para comer. Abrí una conservadora y encontré fiambre. Como no nos habían avisado, pensé que se lo estaban guardando para ellos, así que agarré como 200 gramos de jamón y 200 de queso, y me armé un súper sándwich. “Yuyo” (Silvana Castro) y Belén Maroni me miraban aterradas. De repente escucho la voz de un hombre que me dice “todo muy lindo, pero esa conservadora no es tuya”. ¡Resultó ser de un señor que había ido a ver rugby con su familia! ¡Tremendo!